viernes, 7 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 1: Estoy embarazada (Parte 2)


No me estaba de nada, palmeras de chocolate, lentejas estofadas, bocadillos, tartas, pizza, hasta me “aficioné” a la comida rápida. Cada tanto iba y me pedía un menú especial de hamburguesa, patatas, refresco y helado. Lo que se dice fina vaya. Mi ginecóloga me advertía, “cuidado con lo que comes que estás engordando mucho. Cuídate que luego te costará sacarte los kilos de más. Tienes que engordar un kilo al mes, no tres". La verdad, no iba a estar pensando qué comía o no. Yo disfrutaba de mi embarazo y si mi cuerpo pedía comer, pues comía. La obsesión por la comida me superaba muchas veces ya que igual estaba desayunando mi bocadillo de queso con mi café con leche y veía pasar una ensaimada o un bocata de tortilla y se me iban los ojos mientras engullía lo mío. Era la primera vez que me sentía feliz de comer sin límite. A parte tenía una excusa perfecta. Las pequeñas náuseas, o más bien ascos, que tenía se me pasaban comiendo así que, comía. Algunas de mis amigas que se habían quedado embarazadas antes que yo habían engordado lo justo, de 8 a 11 kilos. Yo engordé 16 y a día de hoy aún me sobran 4. Eso sí, nadie pudo quitarme el placer de comer lo que quería.

Mi tripa empezó a crecer cada vez más y el bebé empezó a formarse. Era una niña. Señor, qué alegría! Siempre quise una niña, deseo cumplido. Yo soñaba despierta: me la imaginaba viniendo a mi habitación diciendo “mamá, el gato está en mi cama” o “mamá, puedo leer el cuento contigo?”. No era consciente de lo que venía. Para llegar a eso debería pasar mucho tiempo. Yo seguía con mis chuches, mi libro de seguimiento de embarazo ajena a lo que era criar un hijo y llegaron las clases preparto.

Tenía muy claro que quería hacer las clases de preparto ya que tenía que ir bien informada, tranquila y segura. No sé hasta qué punto sirven pero al menos te relacionabas con gente en tu estado, sacabas tus miedos, aprendías cosas, hacías ejercicio, te “preparaban” para el día del parto y te regalaban una canastilla que después no utilice porque no me sirvió nada.

Cada final de mes reconstruíamos el parto.

- Mira, él te puede coger de la cabeza mientras empujas. Así. Entonces, coges aire con la tripa, la hinchas bien y…empuja!
Yo seguía las directrices de la profesora y hacía ver que paría. Pensé, pues si que es fácil!

Mi pequeña estaba bien, iba creciendo dentro de mí. Ya la podía sentir. Las patadas, los movimientos…Incluso, ya en el último trimestre no podía dormir bien. “Cómprate la almohada esa que es un churro, va muy bien para dormir porque así no te dolerá la espalda”. Eso no funcionaba. “Ponte un cojín entre las piernas, otro en la espalda y otro en los pies”. Tampoco funcionaba. La espalda cada vez me dolía más, el peso de la tripa y mis 6 kilos de más hacían mella.

Se acercaba el final de trayecto. Cuando estás en el último mes, no ves el día de parir. Esperas parir en la semana 38 y la pasas del calendario, esperas que nazca en la semana 39 y tampoco. La 40, la 40 es la semana en la que todas paren, tampoco. Y en la semana 41 me dice el ginecólogo que si no paro antes, el 15 de junio me provocan el parto.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sí, la siguiente parte!;)
      Cómo fue tu parto?
      Cuéntamelo! Entre todos y todas podemos ayudarnos exponiendo diferentes experiencias!
      Un saludo!

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