Ser madre no te cambia la vida, te la da vuelta. Cambias tú, tus prioridades y entras en ese precioso desorden que es la crianza. En los cajones de las madres siempre hay: sentimientos, emociones, aventuras y desaventuras...Estas son las experiencias y aprendizajes de mi vida como madre y de las madres que me rodean.
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viernes, 11 de enero de 2013
RAFAEL SANTANDREU.
El otro día puse la tv al mediodía y topé con un programa que no había visto nunca, “Todos para La2”. Es un magazine muy suave, blanco, de bajo presupuesto (o eso me pareció) e incluso en un primer momento me pareció insulso pero de golpe apareció Rafael Santandreu.
Por lo que he visto por la red, Rafael Santandreu es un psicólogo, profesor, escritor, ha trabajado en Italia, forma a médicos y psicólogos…pero al verlo por TV me pareció el típico colaborador de moda en un espacio de temática rosa pero que hablaba de gestión de emociones. Me pareció un hippie de la vida, muy pizpireta, el cual no debe tener ningún problema porque en resumen, decía que para ser feliz debíamos darle importancia a lo realmente importante, valga la redundancia, y creo que se basa en beber, comer y cobijarse. Realmente tiene razón, esas cosas son las necesidades básicas y casi siempre le damos importancia a cosas que no las tiene tanto pero, claro, vivimos en sociedad, y menuda sociedad! No creo que ni a él mismo le sirviera SÓLO eso.
Os preguntaréis que tiene que ver esto con la crianza, ¿no?. Bueno, el señor Rafael Santandreu tiene un blog: “Escuela de felicidad” y uno de sus post habla de la educación que le damos a nuestros hijos: “Reflexiones de Mónica: Enseñar la flexibilidad”. Esta chica, Mónica, que entiendo que es una colaboradora del blog, comenta cómo “machacamos” a nuestros hijos con obligaciones y responsabilidades. Cierto. Aunque también me pareció una feliz de la vida.
Puede que me equivoque, o la interprete mal, pero me dio la sensación de que venía a decir que debíamos pasar de las exigencias y normas del colegio (e incluso diría que de la vida) y que los niños deben jugar y no de hacer, por ejemplo, caligrafía porque no era algo realmente importante. Bueno, como con el señor Santandreu, sí, tiene razón pero no exageremos ni para un lado ni para el otro.
El post me hizo pensar en cómo fui educada y cómo educo a mi hijo. No sólo eso, cómo quiero YO educar a mi hijo y cómo quiere ÉL educar a nuestro hijo. Todos venimos de disciplinas distintas e intentamos seguir las que nos han inculcado, a menos que no te hayan gustado y optes por cambiarlas. Y donde para alguno está el límite no lo está para el otro.
Es cierto que los niños deben jugar, no tener preocupaciones, vivir ajenos de los problemas de los mayores y ser felices, que para eso uno los trae uno al mundo: para que disfruten y sean felices pero también hay que enseñarles que viven en un grupo, o grupo grande, llamado sociedad, que hay obligaciones, responsabilidades y exigencias que están por encima de nosotros. Obviamente, considero que muchos padres obligan en demasía a los niños de corta edad pero, que no se nos vaya la olla, también hay que enseñarles a seguir las normas, o al menos ciertas normas. No sé si más que normas, VALORES.
En el post, Mónica, decía que cuando salió de la reunión con la profesora de su hija pensó que no era tan importante que la niña no tuviera una buena caligrafía. Sí, me parece bien, no es algo esencial en la vida tener una caligrafía horrible o hermosa pero bueno, si la profesora considera que en eso va justa, deberá intensificar el esfuerzo en eso ¿no?. No sé, yo me considero bastante flexible pero hay cosas en las que las normas son las que son. Y si los niños de 6 años deben pasar de curso con una caligrafía X deben exigirla. Ojalá la escuela fuera particular y se dedicara a enseñar dependiendo del ritmo de cada niño pero no puede ser, van en grupo. Otra cosa es que la profesora fuera una motivada de la vida y se lo dijera de malas maneras o “a la antigua” pero bueno, que lo que es, es.
Si es cierto que deberíamos ser más felices y preocuparnos menos de las cosas no tan importantes pero “la importancia” también es relativa y subjetiva. Igual por el hecho de no tener una buena caligrafía no podrá acceder a tal cosa u otra (a pesar de que hoy en día todo se escribe por ordenador así que la caligrafía no importan tanto, jajaja) pero bueno, que lo ideal sería saber qué cosas, respecto a la educación de tu hijo, son negociables y flexibles y qué cosas no. A partir de ahí trabajar y negociar, las no felexibles, dependiendo la edad de cada criatura.
Pienso que es verdad que reñimos/castigamos/exigimos a nuestros hijos por cosas que son importantes para nosotros, por nuestra cultura o educación, pero que, objetivamente y realmente, no son tan importantes. En eso deberíamos reflexionar y dejar las bases de la educación del niño claras para todos los que lo eduquen (padre, madre, tutor, abuelo…)
Eso sí, Rafael Santandreu ha sido todo un descubrimiento, lo iré siguiendo porque me hace reír y reflexionar a pesar de no estar muy de acuerdo con ciertas cosas.
Para ver un vídeo del psicólogo Rafael Santandreu clica aquí
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